La epicondilitis es una lesión que afecta los tendones de los músculos del antebrazo que se insertan en el epicóndilo del codo. Aunque es comúnmente conocida como codo de tenista, esta condición no solo afecta a los deportistas, sino también a personas que realizan movimientos repetitivos con los brazos y las manos en su rutina diaria.
¿Qué es la epicondilitis?
La articulación del codo está formada por 3 huesos: el húmero y dos huesos del antebrazo (radio y cúbito). En la parte inferior del húmero existen tubérculos óseos llamados epicóndilos, en los cuales inician su movimiento varios músculos del antebrazo. Los tendones se unen a estos epicóndilo del húmero, que continúan con los músculos del antebrazo.
La epicondilitis del codo es una inflamación de los tendones que se conectan a los músculos del antebrazo. Esta es una de las patologías ortopédicas más comunes, afectando al menos al 8% de la población. Muy a menudo, la enfermedad se desarrolla en la mediana edad, a partir de los 35 años.
La inflamación puede ser aguda y crónica, lateral y medial. Según el tipo de epicondilitis, el dolor puede aumentar con la extensión o el agarre. Es muy raro que la epicondilitis afecte a ambos manos.
Causas comunes de la epicondilitis
La epicondilitis se produce principalmente por movimientos repetitivos, sobreesfuerzo y microrupturas de los músculos en el área de la articulación del codo.
Tal sobreesfuerzo puede ocurrir en personas que a menudo realizan movimientos monótonos de flexión y extensión en la articulación del codo con una carga:
- Levantamiento de pesas
- Masajistas
- Pintores
- Carpinteros
- Tenistas
- Uso constante de dispositivos electrónicos
La epicondilitis ocurre entre las edades de 30 y 50 años, y los hombres tienen el doble de probabilidades de tener la afección que las mujeres.
Como regla general, la epicondilitis se localiza en la mano derecha. Esto se debe a que la mano derecha es dominante y lleva una carga funcional mayor que la izquierda.
Reconociendo los síntomas
Los síntomas más comunes de la epicondilitis incluyen dolor en el codo, sensibilidad en la zona afectada, debilidad en el antebrazo y dificultad para agarrar objetos. Estos síntomas suelen empeorar con el movimiento y pueden afectar las actividades diarias, tanto en el trabajo como en el tiempo libre.
Como regla general, la enfermedad se desarrolla gradualmente. Al principio, el dolor es leve e intermitente, pero luego de varias semanas o meses progresa gradualmente y puede volverse permanente. A menudo, la aparición del dolor no está asociada con ninguna lesión.
Codo de tenista y Codo de golfista
La epicondilitis afecta el área del epicóndilo externo o la superficie interna. Con una lesión en el área del epicóndilo externo, la enfermedad se denomina “codo de tenista”. El mismo tipo de movimientos que se repiten una y otra vez se definen en la causa de la enfermedad.
El codo de golfista se llama epicondilitis interna. La razón es el mismo tipo de movimiento de pequeña amplitud. Es más frecuente en mujeres.
El codo de tenista es de 7 a 10 veces más común que el codo de golfista.
Diagnóstico de la epicondilitis
Si sospechas que padeces epicondilitis, es fundamental buscar el diagnóstico de un ortopedista o un Fisioterapeuta. A través de un examen físico y una evaluación detallada de tus síntomas, podrán confirmar el diagnóstico y diseñar un plan de tratamiento adecuado a tus necesidades.
Tratamiento conservador: El enfoque inicial
En la mayoría de los casos, el tratamiento conservador es suficiente para aliviar los síntomas de la epicondilitis. Esto puede incluir descanso, aplicación de hielo, uso de férulas o vendajes, así como la modificación de las actividades que desencadenan el dolor.
Ejercicios y estiramientos para aliviar el dolor
Los ejercicios y estiramientos específicos desempeñan un papel crucial en el tratamiento de la epicondilitis. Tu fisioterapeuta te enseñará una serie de movimientos y ejercicios diseñados para fortalecer los músculos del antebrazo, mejorar la flexibilidad y reducir el dolor.
Estos ejercicios se realizarán de forma gradual y progresiva, adaptados a tu nivel de condición física y tolerancia al dolor.
Para aliviar los síntomas de la epicondilitis, puedes realizar esta serie de ejercicios recomendados para fortalecer la musculatura afectada y mejorar la flexibilidad.
Terapia física: Tu aliada en la recuperación
La terapia física puede ser una herramienta invaluable en el proceso de recuperación de la epicondilitis. Se pueden utilizar técnicas como la terapia manual, la terapia de masaje, la electroterapia y la terapia de ultrasonido para promover la curación, reducir la inflamación y mejorar la circulación en la zona afectada. Además de proporcionarte pautas para mantener una postura adecuada y evitar movimientos que puedan agravar la lesión.
Prevención de la recurrencia de la epicondilitis
Una vez que hayas superado la epicondilitis, es esencial tomar medidas para prevenir la recurrencia. Algunas estrategias incluyen la adopción de una técnica adecuada durante las actividades que implican movimientos repetitivos, realizar ejercicios de calentamiento y estiramiento antes de la actividad física y tomar descansos regulares durante las tareas que ejercen presión sobre los músculos del antebrazo.
Además, mantener una buena forma física general y fortalecer los músculos del antebrazo puede ayudar a prevenir futuras lesiones.
La epicondilitis puede ser dolorosa e incapacitante, pero con el tratamiento adecuado y los cuidados necesarios, es posible superarla. Si estás experimentando síntomas de epicondilitis, no ignores el dolor y busca la atención de un fisioterapeuta. Ellos te brindarán el diagnóstico preciso y diseñarán un plan de tratamiento personalizado para ayudarte a recuperar la funcionalidad y disfrutar de una vida libre de dolor en tus codos. Recuerda que la prevención también desempeña un papel crucial, así que no olvides adoptar medidas para evitar la recurrencia. Tu bienestar está en tus manos, ¡toma acción y recupera tu calidad de vida!