La cantidad y calidad óptimas del sueño es la base de un estilo de vida saludable. Dormir es fundamental para la eficiencia del sistema inmunológico, el crecimiento, la salud mental y la renovación de cada célula del cuerpo. Una buena noche de sueño aumenta nuestra productividad y afecta significativamente nuestro bienestar y, por lo tanto, una calidad de vida notablemente superior. Este es un elemento que en sí mismo garantiza una vida más larga y saludable.
Dormir es medicinal
Los estudios muestran que las personas que duermen menos de 6 horas por noche tienen niveles más altos de proteínas relacionadas con la inflamación que las personas que duermen lo suficiente. Estas proteínas se asocian principalmente con un mayor riesgo de ataque cardíaco, pero también de accidente cerebrovascular, diabetes, artritis y envejecimiento prematuro. Al dormir lo suficiente, minimizamos el riesgo de las enfermedades anteriores. Además, gracias al número adecuado de horas de sueño, somos capaces de mantener un peso corporal adecuado. Las personas bien descansadas que siguen una dieta queman más grasa que las personas que tienen problemas para dormir mientras están a dieta.
Es importante destacar que el sueño también es un escudo protector contra la depresión. La dosis adecuada de sueño reduce la tensión mental, armoniza los estados emocionales, ayuda a aliviar el estrés y también fortalece la sensación de satisfacción. Cuando duermes, das descanso no solo a tus pensamientos, sino también a tus órganos. El sueño efectivo reduce la presión arterial y los niveles de colesterol malo. Durante el sueño se reconstruyen, calman y descansan los órganos más importantes: corazón, cerebro, así como todos los sistemas: respiratorio, nervioso, digestivo, óseo y muscular.
El sueño es el factor pro-salud más importante, ya que nos permite mantener el equilibrio mental y físico. La regeneración durante el sueño es especialmente importante para los niños, los ancianos, así como para las personas con inmunidad reducida y las que luchan contra enfermedades crónicas. El sueño también es crucial para el tratamiento y la rehabilitación.
¿Qué afecta la calidad del sueño?
Por supuesto, además del número correcto de horas de sueño, hay muchos factores de los que a menudo no te das cuenta. La calidad de tu sueño está influenciada por tu actividad durante el día, así como por tu dieta. Otro elemento que tiene un gran impacto en el sueño, así como en el funcionamiento general de tu cuerpo, es el estrés. Cuanto más tenso y estresado estés, más difícil te resultará calmarte y relajarte adecuadamente.
El ruido, la falta de un lugar adecuado para dormir y regenerarse, la mala calidad del aire en la habitación, el colchón mal seleccionado, el uso de teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y ver la televisión justo antes de acostarse: estos son los factores que afectan negativamente la calidad del sueño. Minimizarlos sin duda afectará positivamente tu sueño.
La calidad del sueño también se ve afectada por diversas enfermedades y dolencias crónicas que no solo alteran el sueño, sino que también dificultan el funcionamiento diario. Por eso es tan importante una adecuada prevención y el cuidado de tu salud. El sueño puede ayudar a combatir los efectos de la enfermedad, pero también las enfermedades tratadas inadecuadamente pueden causar problemas para conciliar el sueño y dormir de manera efectiva.
¿Cómo mejorar la calidad del sueño?
- Trata de dormir de 7 a 8 horas al día.
- Establece horas regulares para acostarte y despertarte. La regularidad es muy importante para un sueño saludable.
- Elige el colchón adecuado a tus necesidades.
- Reduce la actividad por la noche, pero trata de mantenerse activo durante el día. Haz deporte, sal a caminar, andar en bicicleta, hacer Low Pressure Fitness o yoga. Esto sin duda tendrá un efecto positivo en su cuerpo y minimizará los problemas de sueño.
- Evita comer en exceso, la cafeína, el alcohol y la nicotina por la noche. De hecho, este último debe evitarse no solo por la noche.
- Lleva una alimentación adecuada, no solo por la noche.
- Cubre las ventanas y apague las luces antes de acostarse.
- Evita la luz azul justo antes de irse a dormir, así que deje el teléfono, apague la computadora y el televisor lo suficientemente temprano.
- Trata de calmarte antes de acostarte.
- Si estás nervioso o inquieto, prepara bálsamo de limón u otro té de hierbas que te ayude a calmarte.
- Cambia la ropa de cama con frecuencia.
- Trata de ventilar el dormitorio siempre que la calidad del aire lo permita.
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