¿Qué es la fascia? Derivado del latín “fascia” (atadura, banda, vendaje), el término se refiere al tejido conectivo.
La fascia se encuentra en casi todas partes del cuerpo, en la piel (donde muchos ubican el tejido conectivo y lo asocian con la celulitis), pero también en los cartílagos, huesos, articulaciones, tendones, músculos y órganos, incluido el cerebro y la médula espinal.
Ciertas células en la fascia, como los fibroblastos , producen grandes cantidades de diferentes sustancias, especialmente elastina y fibras de colágeno. El colágeno es una forma especial de proteína. Las fibras de colágeno pueden entrecruzarse en hebras que logran una resistencia parecida al acero.
Asimismo, los fibroblastos producen fibras sueltas que pueden estirarse más del doble de su longitud debido a la elastina . Se encuentran entre los músculos, órganos y otros tejidos y también sirven como lubricante y pegamento. Cuanto más flexibles y elásticas son estas fibras, mejor somos capaces de percibirnos físicamente, más flexible y eficiente es nuestro cuerpo.
Sin embargo, sobre todo, la investigación moderna de la fascia ha llegado a la conclusión de que todas las fascias del cuerpo están conectadas. Forman una red finamente tejida que envuelve y penetra todos los músculos, huesos, órganos, etc. Tomando los músculos como ejemplo, esto debe entenderse de tal manera que no solo el músculo en su conjunto esté empaquetado en una red fascial, sino también cada hebra muscular individual y cada célula muscular individual. Sin fascia, los músculos perderían su forma, los huesos perderían su soporte y los órganos internos se tambalearían.
Propiedades de la fascia
Dado que la fascia se puede observar en ultrasonido de alta resolución, la investigación ha podido hacer descubrimientos sorprendentes. De esta forma, la fascia puede contraerse independientemente de los músculos. Almacenan energía y organizan la transmisión de potencia de los músculos.
Además, la fascia contiene muchos más sensores de movimiento y receptores de dolor que los que se pueden encontrar en los músculos y las articulaciones. Esto hace que el tejido conectivo sea el órgano sensorial más grande de los humanos. Está estrechamente conectado con el sistema nervioso autónomo y envía constantemente señales al cerebro. Es la fascia la que nos permite percibir nuestro cuerpo y coreografiar todos los movimientos sin tener que dirigir nuestra atención a cada paso o acto individual. Además, las fascias tienen memoria emocional. Almacenan todo lo vivido, incluido el dolor, en estos casos puede ser efectivo el tratamiento con Terapia Craneosacral.
Fascia y dolor de espalda
Las fascias reaccionan de manera sensible a varios estímulos, incluido el estrés, el sobreesfuerzo debido al exceso de deporte y el esfuerzo insuficiente debido a la falta de ejercicio. Bajo tales condiciones, la fascia elástica se espesa, se pega y se apelmaza, enviando señales a los músculos para que liberen sustancias inflamatorias.
Los investigadores de fascia sospechan que la fascia lumbar en particular causa dolor de espalda según este escenario. La fascia lumbar es la fascia más grande del cuerpo. Se encuentra por encima de la pelvis y conecta los músculos de la espalda con los glúteos y los músculos de los muslos.
Aptitud de la fascia
“Si no te mueves, estás atascado”, dice el investigador de la fascia Robert Schleip. El ejercicio regular estimula los fibroblastos para reemplazar las viejas células fasciales por otras nuevas y flexibles. Los estiramientos de cadenas largas, tienen un efecto especialmente estimulante. En este contexto, “cadena larga” significa no solo estirar las pantorrillas o los muslos (como en el estiramiento convencional), sino también incluir, por ejemplo, la zona lumbar, los glúteos y las piernas hasta la planta del pie (fascia plantar) en un único ejercicio de estiramiento conectado. Tal es el caso de los ejercicios LPF (Low Pressure Fitness) Hipopresivos, los cuales utilizan la técnica de stretching miofascial.
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